El principado de Andorra


El Principado de Andorra es un pequeño país enclavado en el corazón del Pirineo. La historia nos habla de una pequeña nación pirenaica, que se mueve siempre en el marco geográfico delimitado por los ríos Valira y sus afluentes y que se extiende desde el Pas de la Casa, en la vertiente orografica francesa a la Farga de Moles, ya cerca de la Seu d’Urgell.

Andorra a lo largo de los siglos ha seguido una evolución similar a la de tantos otros valles pirenaicos. Pequeños o minúsculos pueblos que vivían de una agricultura y ganadería de subsistencia, expuestos a las violencias metereológicas y con su suerte ligada a la de los señores feudales correspondientes.

Cortas etapas de una cierta bonanza económica se alternaban con largos períodos de dificultades, privaciones o hambrunas. Los viajeros del siglo pasado nos hablan de una Andorra extremadamente pobre, incluso mísera, con hostales sucios y donde se pasaba hambre.

Las diferencias con Francia o España eran pocas, a pesar de existir la conciencia de su independencia. Andorra es una nación que en un determinado momento se ha encontrado en la encrucijada de elegir un modelo de sociedad, una estructura, que le asegure un futuro y que a la vez le permita el difícil equilibrio de sobrevivir a los dos países gigantes que la han dado soporte históricamente respetando su independencia e idiosincrasia.

Para ello optó por ser un puerto franco, y ha evolucionado hasta llegar a ser el gran pozo comercial del Pirineo y un país para el turismo, olvidando totalmente su pasado agrícola, montañés y pirenaico.

Los Andorranos originarios son unos pocos miles, mientras que la emigración, francesa, española o portuguesa es muy importante. Los derechos políticos o sociales de esta emigración son nulos y esto provoca la existencia de dos sociedades con diferencias notables. La de los andorranos, ricos y opulentos, que controlan todas las instancias del poder, y la del resto de la población con pocas expectativas.

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